Utilizando una imagen real de una textura (por ejemplo ladrillo) los materiales adquieren mayor realismo, pero no siempre esto es suficiente. Si deseamos simular una superficie con relieve (o sea, que no es lisa), será necesario asignar un mapa de estas características. Las imágenes asignadas en los mapas de relieve, producen áreas salientes y entrantes en la superficie del objeto. Las áreas de color más claro sobresaldrán de la superficie, en tanto que las más oscuras producirán hundimientos; o sea que las áreas blancas serán las que más sobresalgan y las negras las que más se hundan, siendo la gama de grises, valores intermedios. (En los mapas no importa el color, sólo su gama monocromática.)
Los mapas de textura se pueden complementar con imágenes reales, para dar un efecto más realista o se pueden mezclar con un color, para simular la superficie de un material pintado.